TEMA 4: La alquimia

Introducción

La alquimia ha sido a menudo malinterpretada como la simple búsqueda de la piedra filosofal o el elixir de la vida. Sin embargo, va mucho más allá de estos objetivos materiales. Según algunos, como Liebig, la alquimia fue precursora de la química moderna al impulsar observaciones y técnicas que refinaron esta ciencia.

La alquimia no se limita a lo material; también aborda profundas cuestiones espirituales sobre el origen y el sentido del universo. Se distingue en dos ramas: la exotérica, centrada en la perfección material, y la esotérica, que busca la perfección espiritual. Ambas requieren tiempo y a menudo se considera que implican revelaciones o iluminaciones para alcanzar sus metas.

Se cree que la alquimia surgió de manera independiente en varias culturas antiguas, pero se intercomunicaron con el tiempo, adoptando y adaptando ideas como el elixir de la vida. Esta espiritualidad impregnó las prácticas alquímicas, que se acompañaban de rituales similares a los de un nacimiento, reflejando la visión de los metales como gestados en la tierra.

Los alquimistas aristotélicos veían las sustancias como mezclas de los cuatro elementos básicos, y su objetivo central era la transmutación: no solo cambiar las proporciones de elementos, sino transformar las cualidades mismas de la materia para convertir cualquier metal en oro.

Orígenes y Desarrollo de la Alquimia

La alquimia tiene sus raíces en la química práctica de la época helenística, especialmente en el periodo alejandrino, y se extendió desde el mundo árabe hacia Europa a través de España e Italia en el siglo VII d.C. Esta ciencia, aunque práctica, se distinguía por su proximidad al secretismo hermético, reservado solo para los iniciados, y carecía de un enfoque crítico y científico riguroso.

El secretismo en la alquimia se debía a sus objetivos finales: la búsqueda de la piedra filosofal para transformar metales en oro y el elixir de la vida para alcanzar la inmortalidad y prolongar la juventud. Estos objetivos valuables fomentaron la discreción y el resguardo del conocimiento alquímico.

En Europa, la alquimia a menudo fue vista con sospecha como una forma de brujería durante la inestable Edad Media, lo que contribuyó a su reputación de práctica peligrosa y hermética. En contraste, en el mundo árabe, bajo el califato que combinaba liderazgo político y religioso, hubo un desarrollo más extenso de las artes y las ciencias, incluida la alquimia.

La Alquimia China

La alquimia china se originó en el siglo VI a.C. y estuvo influenciada por la filosofía taoísta, que interpretaba el universo en términos de yin (femenino, frío, oscuro) y yang (masculino, caliente, luminoso). Estos principios generaban los cinco elementos fundamentales (agua, fuego, tierra, madera y metal), según el Tao Te Ching de Lao Tsé.

A diferencia de la alquimia griega, los chinos enfatizaban más en la búsqueda de elixires para alcanzar la perfección y la inmortalidad del alma, equilibrando los principios yin y yang dentro del cuerpo. Esta práctica requirió estudios empíricos meticulosos que influyeron significativamente en la química y la medicina china. La alquimia china se desarrolló estrechamente ligada a la medicina, resultando en la creación de remedios farmacéuticos y el estudio de procesos como la fermentación.

Una de las contribuciones más destacadas de la alquimia china fue el descubrimiento de la pólvora, obtenida por la reacción del salitre con el azufre, un avance que tuvo impactos significativos históricamente.

Con el tiempo, surgieron diferentes formas de alquimia en China, como el wai tan (consumo de oro potable) y el nai tan (alquimia fisiológica), este último buscando un elixir interno mediante prácticas físicas y sexuales para lograr la inmortalidad. Sin embargo, la alquimia china se volvió cada vez más esotérica y rodeada de rituales complicados, lo que junto con la presencia de falsificadores contribuyó a su decadencia eventual, a pesar de sus logros significativos.

La Alquimia Griega

La alquimia griega, también conocida como alquimia helenística o egipcio-helenística, surgió y se desarrolló en Egipto durante la época helenística (aprox. 300 a.C. al siglo I d.C.), extendiéndose hasta el siglo VII d.C. con la invasión árabe de Egipto. Este periodo se caracterizó por la fusión de la filosofía griega con influencias orientales, astrología, gnosticismo, magia y hermetismo, posteriormente influenciado por el cristianismo.

Corrientes Filosóficas e Influencias:

Gnosticismo: Dualismo entre bien y mal, luz y oscuridad, con énfasis en la iluminación interior, influenciando el lenguaje y la simbología alquímica.

Hermetismo: Mezcla de platonismo, estoicismo, astrología babilónica y religión egipcia, atribuido a Hermes Trimegisto y sus escritos.

Misticismo: Incluía prácticas mágicas y religiosas, alejadas del cientifismo y contribuyendo a la percepción de la alquimia como pseudociencia.

Contribuciones y Prácticas:

  • Desarrollo de conocimientos farmacológicos y elaboración de remedios, utilizando términos alquímicos como "pharmakon" para reactivos químicos.
  • Uso de simbolismo y alegorías en los procesos metalúrgicos, relacionados con la muerte, resurrección y perfeccionamiento de metales, así como con el alma humana.
  • Secretismo y protección real: los monarcas y la nobleza protegían a los alquimistas debido al potencial lucrativo de la transmutación de metales en oro.

Avances Experimentales:

  • Invención y desarrollo de técnicas como el baño maría por María la Hebrea, y prácticas como la destilación, fundamentales para la alquimia práctica.
  • Teorización sobre la materia, incluyendo la idea de partículas según los minima naturalia de Aristóteles.
  • Figuras destacadas como Zósimo y Esteban de Alejandría, que dejaron escritos significativos sobre técnicas de laboratorio y teorías alquímicas.

La alquimia árabe

La alquimia árabe se desarrolló entre los siglos VII y XIII, influyendo significativamente en el avance de las ciencias y las artes en el mundo islámico. Los árabes, tras absorber conocimientos de alquimistas chinos e hindúes, adoptaron conceptos como el elixir de la vida y la piedra filosofal. Conocieron y tradujeron textos griegos, preservando así el legado clásico que transmitieron a Europa. Destacan figuras como Geber, pionero en técnicas como la destilación y la purificación de metales, y Rhases, quien describió la destilación del alcohol y la síntesis de ácido sulfúrico. Otros como Avicena y Averroes contribuyeron con teorías filosóficas sobre la naturaleza de la materia, enriqueciendo el entendimiento medieval.

La alquimia en el occidente cristiano

Tras la caída del Imperio Romano en el 476 d.C., el conocimiento científico, incluida la alquimia, se perdió en Occidente. Sin embargo, fue reintroducido gracias a tres vías principales: la Academia de Córdoba, que transmitió saberes árabes a Europa cristiana; las Cruzadas, que también facilitaron este intercambio cultural; y la recuperación de textos clásicos por monjes europeos, como Teófilo en el siglo X.

El florecimiento de la alquimia cristiana medieval se dio en los siglos XIII y XIV, con figuras como Alberto Magno, quien introdujo la noción de afinidad química, y Roger Bacon, pionero en la óptica y la explicación de fenómenos químicos como la combustión. Santo Tomás de Aquino, conocido principalmente como teólogo, también contribuyó con su "Tratado sobre la esencia de los minerales", defendiendo la transmutación como un proceso natural.

Durante estos siglos, se destacan figuras como Basilio Valentín, atribuido con la introducción del nombre "antimonio", y en España, Ramón Lull y Arnaldo de Vilanova, quienes realizaron importantes avances en alquimia, incluyendo novedosas representaciones químicas y tratados sobre transmutación



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